por: Sheila Patel, M.D.
La respiración es esencial para la vida. A lo largo de ella, respiramos unas quinientas millones de veces. Pero tal vez no nos damos cuenta de que nuestra respiración se ve afectada por nuestros pensamientos, influyendo ésta, a su vez, en nuestros pensamientos y fisiología. Aprender a respirar y a ser conscientes de la misma puede ser una herramienta valiosa para ayudar a restablecer el equilibrio entre la mente y el cuerpo.
“Porque la respiración es sinónimo de vida, y si respiras bien, vivirás largo tiempo sobre la tierra.” Proverbio sánscrito
La respiración es esencial para la vida. Es lo primero que hacemos al nacer y lo último que hacemos al morir. A lo largo de la vida, respiramos unas quinientas millones de veces. Pero tal vez no nos damos cuenta de que la mente, el cuerpo y la respiración están íntimamente conectados y pueden tener influencia entre sí. Nuestra respiración se ve afectada por nuestros pensamientos, influyendo ésta, a su vez, en nuestros pensamientos y fisiología. Aprender a respirar y a ser conscientes de la misma puede ser una herramienta valiosa para ayudar a restablecer el equilibrio entre la mente y el cuerpo.
Entre algunos de los beneficios de la práctica cotidiana de la respiración sencilla y profunda (1, 2, 6) documentados por los investigadores se encuentran:
- Menor ansiedad y depresión
- Presión arterial baja o estable
- Mayores niveles de energía
- Músculos relajados
- Menor estrés o sensación de angustia
En la comunidad médica, se valora mucho más el impacto positivo que respirar profundamente puede tener en la fisiología, tanto para la mente como para el cuerpo. De acuerdo con investigaciones, muchos de estos efectos benéficos pueden atribuirse a la reducción de la respuesta al estrés en el cuerpo. Para entender cómo funciona, analicemos detenidamente la respuesta al estrés.